Prefiero callarme y dejarte marchar |
La niña de las despedidas frías ha puesto punto y final, a su manera, como siempre.
Qué manera más diferente de leer e interpretar la sinceridad
y el cariño con que se dicen las cosas... yo me acosté con la estúpida ilusión
de verte hoy pasar por mi casa y tú te acostaste con la idea en la cabeza de
acribillarme con palabras de adiós.
Intento justificarme sin tener que justificarme pero ya no
me escuchas. Ni tú ni yo hemos aceptado nunca esta realidad. Y hasta para
echarme de tu vida apagas tus sentimientos, ¿en qué momento se te congeló el
corazón? Me cuelgas indiferente y me doy cabezazos contra la pared por no
gritar, porque todavía me queda algo de cordura para callarme.
Mira, paso... paso de que sigas sin enterarte de nada, paso
de que no quieras saber que te di mi vida a cambio de nada, paso de intentar
arreglar, reconducir, sanar, fortalecer o reconstruir esta relación, porque
también sabes que me has dejado sola en esto y vacía, vacía como este blog tan
triste que borro entero porque releer tanto dolor me destroza aún más el alma
si cabe. Y porque prefiero callarme y dejarte marchar aun sabiendo que no
volverás.